❝Desde mi Pluma❞》》》
En los últimos días se ha abierto un debate importante en nuestro país: la regulación de la libertad de expresión. Proyectos de ley que buscan ordenar lo que se dice en medios y redes sociales han encendido las alarmas, generando preocupación tanto en profesionales de la comunicación como en ciudadanos comunes. Y no es para menos. Hablar de libertad siempre será delicado, porque se trata de uno de los pilares más sagrados de una sociedad democrática.
Personalmente, no estoy de acuerdo con la censura previa. Creo que sí, es evidente que hay un descontrol en algunos espacios, que a veces se cruzan líneas y se cae en excesos. Pero también creo que para todo hay formas, que en lugar de silenciar, hay que educar, debatir y establecer límites que respeten los derechos de todos.
Soy fiel creyente en esa idea de que “mi derecho termina donde empieza el del otro”. Y más aún, defiendo con convicción esa frase que dice: “aunque no esté de acuerdo contigo, defenderé tu derecho a expresar lo que piensas”. No es solo una cita bonita, es un principio que debería guiar cualquier intento de regular la palabra.
Quizás ha llegado el momento de una introspección, de dejar a un lado los proyectos apresurados y pensar en cómo garantizar una convivencia más respetuosa, sin poner en riesgo derechos tan esenciales. Hay muchas situaciones reales donde la libertad de expresión está siendo usada como excusa para dañar, pero también hay personas honorables siendo afectadas por normativas mal planteadas.
Porque proteger a la gente no debe significar limitar su voz. Lo que necesitamos no es miedo ni imposición, sino diálogo y responsabilidad.
Por: Yasmel Corporán,-
@CorporanYasmel
yasmel.corporan@listindiario.com
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