❝Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto❞. Georg Christoph Lichtenberg
Desde el 1 de julio, el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) activó la nueva jugada maestra del plan “RD se Mueve”: prohibir el giro a la izquierda en 38 intersecciones clave del Gran Santo Domingo, la idea, según ellos, es agilizar el tránsito.
La realidad, según cualquiera que haya tocado un volante esta semana en el Gran Santo Domingo, es una coreografía de caos, bocinazos, rutas alternas que parecen acertijos y una fila infinita de conductores diciendo lo mismo: “¿Y ahora por dónde co… me meto?”.
¿Usted vive en el Evaristo Morales y trabaja en Piantini?, pues prepárese para dar más vueltas que una lavadora. ¿Tiene que cruzar desde la Tiradentes a la Gustavo Mejía Ricart?, hágase el loco, cruce en U, métase por un callejón, haga una novena al santo de su preferencia y, si logra llegar sin discutir con nadie ni golpear el guía, puede darse por bendecido.
El plan, llamado “RD se Mueve”, parece más bien una ironía disfrazada de política pública, ¿RD se mueve? Sí, pero en círculos, en zigzag, a paso de tortuga y con el tanque de gasolina llorando por compasión, y mientras tanto, los que se supone que deben gobernar con inteligencia, lo hacen a punta de ocurrencias.
Lo que nadie te dice
El gasto en combustible a aumentado para el ciudadano común, que ahora tiene que recorrer entre 1.5 y 3 kilómetros más por trayecto, solo para poder “buscarle la vuelta” a las intersecciones bloqueadas, los tiempos de desplazamiento suben en vez de bajar, las rutas alternas no son rutas, son caminos de penitencia.
La Digesett parece más enfocada en cazar infractores confundidos que en orientar al ciudadano atrapado en este laberinto urbano.
Y los semáforos un chiste cruel, debajo de ellos un agente de la DIGESETT, dando señales y haciendo piruetas, por si usted gira por error, no se preocupe… ¡Ese agente está listo para ponerle su multica!
La excusa es que se busca “agilizar el tránsito y reducir accidentes”, o sea, se prohíbe doblar a la izquierda para que la ciudad funcione “mejor”, con ese criterio, ¿por qué no prohíben también salir de la casa? Al fin y al cabo, si nadie se mueve, no hay tapón.
La pedagogía del atropello
Aquí no hay pedagogía ciudadana, ni educación vial, ni planificación urbana, aquí lo que hay es una arrogancia institucional y desprecio por el tiempo, el bolsillo y la salud mental del dominicano de a pie, el problema no es que se quiera ordenar el tránsito; el problema es que se hace como siempre: a lo loco, de la noche a la mañana, sin escuchar a nadie, sin importar las consecuencias.
Y el colmo es que desde el gobierno te venden esto como un logro.
Como si eliminar un derecho básico de movilidad fuera un avance, como si el dominicano fuera un ratón de laboratorio, obligado a dar vueltas en el laberinto a ver si encuentra el queso, y si no lo encuentra, pues mala suerte, ya vendrá otro decreto con más obstáculos.
RD no se mueve, RD se enreda
Este no es un país que se mueve, es un país que sobrevive entre la improvisación, la indiferencia oficial y el abuso institucional. ¿Quieres cruzar una avenida sin hacer malabares? Pues vete a Suiza, aquí, o te adaptas al caos o te lo tragas.
Y mientras tanto, los de arriba se felicitan entre ellos, hacen videos promocionales, tuitean con orgullo y te mandan a ti «sí, a ti que pagas tus impuestos, que te levantas a las 6:00 a.m. para trabajar» a resolverlo como puedas.
Porque aquí no hay movilidad. Aquí hay abandono con pintura de política pública.
Y si eso te irrita, no te desesperes, la segunda fase del plan en el que darán marcha atrás a este desorden viene en camino, pues como en otras medidas absurdas, ya el guion de este show está redactado.
«El desorden no es producto del azar, es política deliberada». Noam Chomsky...
@BienvenidoR_D
@bienvenidocheco
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