❝Las calles no son pistas de circo y, calibrar ya no será una gracia, sino un delito.❞
El nuevo Código Penal de la República Dominicana, aprobado por el congreso y convertido en ley por el presidente Luis Abinader, y que entrará en vigencia el 3 de agosto de 2026, establece sanciones severas para conductas temerarias que hasta ahora eran consideradas faltas menores o simples imprudencias, entre estas prácticas se encuentra la peligrosa maniobra conocida como “calibrar motores”, accion esta que pone en riesgo la vida de todos.
A través del Artículo 113, el nuevo marco legal establece un régimen de penas que varía según las consecuencias provocadas:
De 10 a 20 años de prisión si el acto causa la muerte de una persona, de 5 a 10 años si genera mutilaciones o incapacidades permanentes, de 2 a 3 años si hay heridas o golpes, aunque no sean graves.
Asimismo, el artículo penaliza con severidad a quienes obstruyan o se aprovechen del paso de ambulancias, una práctica que, además de insensible, muy comun, que pone en riesgo vidas humanas, las multas económicas por estos actos pueden llegar hasta los 30 salarios mínimos.
Cifras alarmantes
De acuerdo con el Observatorio Permanente de Seguridad Vial (OPSEVI), en el año 2024 se registraron 1,941 muertes por accidentes de tránsito en el país, de las cuales más del 65% involucraron motocicletas. Solo en el Gran Santo Domingo, se reportaron más de 4,000 lesionados permanentes por maniobras imprudentes, entre ellas, calibradas en avenidas, callejones y zonas escolares.
Posición del director de la (DIGESETT)
En palabras del director de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT), general Francisco Ozoria, esta medida era "urgente e impostergable", «Calibrar un motor no es rebeldía ni adrenalina, es una potencial sentencia de muerte para otros, esta ley busca salvar vidas, no reprimir juventudes».
Era un asunto necesario y urgente
La reforma del Código Penal no es caprichosa. Es respuesta a una realidad insostenible: jóvenes perdiendo la vida o dejados en sillas de ruedas por una cultura de imprudencia sin consecuencias, lo que ahora se aplaudía en redes sociales, prontamente se traducirá en años de cárcel, porque no se puede seguir normalizando el caos sobre dos ruedas mientras las familias entierran a sus hijos.
Las calles no son pistas de circo y, calibrar ya no será una gracia, sino un delito.
Por: Nuestra Redacción,-
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