❝La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve.❞. Louis Dumur.
Pimentel no es más que un “coto de votos” para esos políticos de todos los partidos que solo vienen a joder cuando se acerca la campaña electoral, llegan con su saco de promesas huecas, las mismas de siempre, como si el tiempo se detuviera y la gente no recordara lo que dejaron de hacer en el último cuatrienio.
Se aparecen con su tradicional, absurdo y asqueroso show, el abrazo hipócrita a los más vulnerables, los operativos médicos que parecen más un circo que una verdadera atención, examen de la vista que ni se hace bien, sacadera de piezas y limpiezas dentales a medias, canastillas para embarazadas repartidas a cuentagotas (y que sean del partido en cuestión), un desfile interminable de bonos sociales, bono madre, bono escuela, bono habichuelas con dulce, bono ríete, bono aplaude, bono brinca y los nombres ridículos que le ponen a estas dádivas que no alcanzan para nada (si es que lo pueden extraer del cajero automático), pues cuando viene a ver y como normalmente ocurre, solo le entregan la tarjeta con dicho “bono”, y cuando pasan por el cajero o intentan activarlo, ya alguien se le adelantó y extrajo el dinero.
Es como si en campaña la gente solo se enfermara, solo se embarazara, y solo entonces mereciera un poco de atención, pero apenas bajan las cámaras, se apagan los micrófonos y se cuentan los votos, todo vuelve a la normalidad: el desastre en las calles, aceras y contenes sin reparar, la educación hundida en el olvido, el hospital Felipe J. Achecar cayéndose a pedazos, la falta de agua potable que sigue siendo una tortura diaria, y las cloacas y drenajes pluviales convertidos en un asco insalubre.
Pimentel no debería ser solo un coto de votos, lamentablemente sí, pero para los políticos es solo eso, un territorio que cosechan cada cuatro años para luego abandonar a su suerte, no hay inversión real, ni proyectos que duren, ni un mínimo compromiso con la dignidad de su gente, lo único que hacen es venir a recoger votos y a repartir migajas disfrazadas de ayudas sociales, para después desaparecer y dejar todo igual o peor.
Esto no es solo una denuncia, es una llamada urgente a despertar. La gente de Pimentel merece respeto, servicios decentes y un gobierno que trabaje todo el año, no solo cuando se acerca la elección. Porque mientras los políticos se llenan la boca con discursos y promesas, la realidad de Pimentel y sus ciudadanos sigue siendo la misma mierda de siempre.
❝Cuando los pueblos agotan su paciencia, suelen hacer tronar el escarmiento.❞. Juan Domingo Perón.
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