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La nefasta cárcel para inmigrantes conocida como Alcatraz de los Caimanes (Alligator Alcatraz en inglés), construida el pasado julio en medio de los pantanos de Florida, podría quedar vacía más pronto que tarde.
Según una información de la agencia noticiosa AP, Kevin Guthrie, director de la División de Manejo de Emergencias de Florida, habría comentado en un correo electrónico que Alcatraz de los Caimanes estaría vacía a más tardar a fines de octubre. Y se ha reportado que ya se está trasladando a inmigrantes recluidos en la controversial y apartada prisión a otras instalaciones de detención.
Hace poco, la jueza federal de distrito Kathleen Williams ordenó detener la expansión del centro, una victoria para las organizaciones ambientalistas que se han opuesto a la cárcel, construida en los humedales de los Everglades.
La magistrada dijo que el gobierno de Florida tiene 60 días para reducir la población del centro de detención transfiriendo a los inmigrantes detenidos a otros lugares. También ordenó que se deben retirar las cercas, la iluminación, los contenedores de residuos y los generadores eléctricos, debido a los daños que causan al medio ambiente. Y prohibió construir o instalar nuevas infraestructuras, como edificios, dormitorios, oficinas y tiendas de campaña, así como pavimentar el sitio o colocar cercas nuevas.
Pero el fallo no es la conclusión de la batalla por cerrar Alcatraz de los Caimanes, porque el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, dijo que apelarían la decisión de la jueza y que las deportaciones de inmigrantes indocumentados no se detendrían.
Cerrar la cárcel es una necesidad urgente para poner fin a los atropellos contra los inmigrantes encarcelados en un lugar insalubre. El centro de detención –cuyo nombre evoca la famosa prisión de Alcatraz, en la bahía de San Francisco, en California, que cerró en marzo de 1963– es un lugar inhumano donde los detenidos están recluidos en jaulas, en un ambiente de hacinamiento. Se ha denunciado repetidamente que en la prisión de los pantanos hay escasez de alimentos, que los guardias proyectan constantemente luces fluorescentes sobre los recluidos, y que no se atiende a los que padecen de enfermedades crónicas.
Además, Alcatraz de los Caimanes altera negativamente el ecosistema de los Everglades, unos humedales imprescindibles para el suministro de agua potable en el Sur de Florida, y hogar de especies animales en peligro por la expansión de la actividad humana.
Y la prisión se instaló en tierras sagradas para la tribu indígena de los miccosukees, infringiendo sus derechos. El centro de detención es parte de la cruzada antiinmigrante del presidente Donald Trump, apoyada por políticos republicanos como el gobernador floridano DeSantis.
Las redadas de ICE, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, cuyos agentes suelen operar enmascarados, han dado lugar a un ambiente de terror entre la comunidad inmigrante de Estados Unidos, particularmente la comunidad hispana. Y no solo entre los indocumentados, sino también entre quienes permiso de estancia legal e incluso entre ciudadanos naturalizados.
Las deportaciones expeditas a países como El Salvador y Uganda, entre otros, agravan el temor y constituyen abusos contra los derechos humanos. En El Salvador, los inmigrantes son recluidos en la tristemente célebre prisión de máxima seguridad conocida como Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), donde se encarcela a pandilleros.
Alcatraz de los Caimanes debe ser clausurado, más pronto que tarde. Y la inicua persecución contra los inmigrantes indocumentados –muchos de los cuales no han cometido otro delito que el de entrar sin permiso a Estados Unidos– debe terminar ya.
Por: Andrés Hernández Alende,-
@alende64550
@andreshernandezalende
anhalende@email.com
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