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martes, 17 de junio de 2025

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Pimentel: De la esperanza al olvido

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Hablar de Pimentel, un pequeño municipio que durante años ha sido un símbolo de lucha, es hablar de un pueblo que ha sufrido las consecuencias de la polarización política en la República Dominicana. Desde sus orígenes como bastión del PRD y luego del PRM, cada avance logrado en esta comunidad ha sido el resultado de constantes batallas, sacrificios y, en muchos casos, derramamiento de sangre. La historia política de este lugar se ha tejido con las luchas de su gente, que siempre ha sido relegada y olvidada por los partidos de gobierno, que, según las denuncias, nunca invirtieron en el municipio por no contar con una forma "efectiva" de comprar su lealtad.
Uno de los mayores ejemplos de esta indiferencia fue el caso de los camiones de basura, los cuales fueron gestionados por la oposición en lugar del gobierno central. A lo largo de los años, Pimentel dependió de donaciones y gestiones particulares, como las realizadas por figuras como José Francisco Peña Gómez, quien, en más de una ocasión, se comprometió con el municipio en lo que parecía ser un acto de solidaridad frente a la negligencia del poder central.

No obstante, la historia reciente del municipio es aún más sombría. Durante la presidencia de Felo Ledezma, quien dirigía el PLD en esa época, se acusó a este de bloquear cualquier intento de desarrollo para Pimentel, como una especie de castigo por su lealtad al PRD y PRM. De hecho, muchos vaticinaron que, con la llegada de la nueva administración, el municipio experimentaría una transformación, pues el presidente prometió saldar la deuda histórica con el pueblo de Pimentel.

Sin embargo, el panorama actual es muy diferente. 
Lejos de mejorar, la deuda se ha incrementado, y la situación parece más caótica que nunca. A pesar de que el cabildo de Pimentel está en manos del patido gubernametal, los diputados, que pertenecen al partido oficial, y el senador de la provincia, lejos de trabajar en beneficio del pueblo, parecen tener otro propósito: dificultar todo proyecto que pueda llevar desarrollo y bienestar a la comunidad.

A esta situación se suma el rechazo de muchas de las figuras que influyen en el poder político y económico local, que en lugar de actuar como agentes de cambio, algunos miembros del PRM, incluso dentro del sistema educativo, parecen haberse confabulado con la intención de "destruir" al municipio, las calles del pueblo, que en su momento fueron un símbolo de esperanza, hoy se encuentran en un estado lamentable, ofreciendo más vergüenza que orgullo. 

Las instituciones educativas, lejos de ayudar, parecen ser otro terreno de lucha interna entre facciones que solo buscan favorecer a otras comunidades como Castillo, en detrimento de Pimentel.
Lo más alarmante de todo esto es la presencia de empresas que, en lugar de contribuir al bienestar de la comunidad, parecen tener como único objetivo el lucro a costa del sufrimiento de los pimentelenses. En este contexto, los llamados "periodistas de redes sociales", cuya principal preocupación parece ser su propio beneficio, se suman al problema, alimentando la indiferencia y perpetuando la falta de información que podría despertar a la población ante tal injusticia.

El verdadero problema no es el alcalde, los diputados, los senadores, el presidente de partido ni el gobierno central, el problema radica en la falta de unidad, mientras esa unidad no surja, seguirán existiendo lobos vestidos de ovejas, aquellos que se aprovechan de las oportunidades del poder, haciendo el mal que otros han hecho, y beneficiándose de la corrupción y la desunión del pueblo.

Sin embargo, a pesar de las adversidades, la gente de Pimentel no se rinde. 
El verdadero reto no es rendirse ante la injusticia, sino levantarse en contra de ella, aunque el municipio parece estar en un retroceso, los pimentelenses siguen luchando, sabiendo que, aunque no son muchos, son suficientes para hacerles ver que sus intereses no pueden seguir pisoteando los de la comunidad. 

El pueblo de Pimentel no pide favores ni promesas vacías; lo que exige es el respeto y el desarrollo que se le ha negado durante tanto tiempo.
Pimentel, en su lucha, seguirá adelante. Porque no es cuestión de rendirse, sino de resistir y hacer frente a las injusticias que, incluso dentro del mismo partido de gobierno, intentan destruir lo poco que queda de este pueblo valiente.

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Por: Pimentel Orgullosamente,-

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