❝La mentira se convierte en verdad cuando todos creen en ella❞. Joseph Goebbels, ministro de propaganda del III Reich.
El diccionario de Occidente
Occidente tiene un diccionario propio, uno muy particular, no es la Real Academia Española la que define sus términos, sino la Casa Blanca, el Pentágono y sus satélites mediáticos, según ese manual, “dictador” no es quien asesina a su pueblo, sino quien se atreve a decirle “no” a Washington; “terrorista” no es el que siembra bombas en nombre de la “libertad”, sino el que se niega a entregar sus recursos naturales; y “narco-estado” es una etiqueta comodín, que se coloca a cualquiera que un día deja de ser útil al imperio.
Los dictadores buenos y los líderes obedientes
Para Occidente existen los dictadores buenos, aquellos que obedecen sumisos, y esos mágicamente reciben el título de “presidentes amigos”, “líderes democráticos” y hasta “defensores de los derechos humanos”. Es el mundo al revés, pero con sello made in USA.
Hugo Chávez y la narrativa manipulada
Ahí está Hugo Chávez, el “comunista, dictador, populista, golpista", use la etiqueta que más le guste al Departamento de Estado, lo que nunca aceptarán en su narrativa es que la llegada de Hugo Chávez al poder fue producto de un país partido en dos, por un lado, la Venezuela de las telenovelas, del champán y las mansiones de Globovisión, Venevisión y RCTV; y por otro, la Venezuela real, la de los cerros, la de la miseria estructural dejada por los gobiernos “democráticos” de ADECOS y COPEYANOS, Carlos Andrés Pérez, por ejemplo, ese que en 1989 ordenó la masacre del Caracazo, matando a miles de venezolanos en las calles, ¿Cómo lo llamó Ronald Reagan? “Demócrata ejemplar”, claro, ese sí entregaba el petróleo a precio de ganga, ese sí obedecía como perro faldero.
Dictadores modelo; Irán y el Sha
Lo mismo pasó en Irán, el Sha, Mohamed Reza Pahlavi, un delincuente con corona, represor a tiempo completo, con cárceles de tortura y ejecuciones en masa, pero como servía fielmente a los intereses de Washington, era mostrado ante el mundo como el “modelo de democracia en Medio Oriente”, sí, un dictador modelo, porque era útil, porque obedecía.
De hecho, actualmente existen campañas sutiles en redes sociales mostrando a una supuesta profesora iraní, caminando por las "tranquilas calles" de Teherán, llevando a un grupo de niños a cruzar esas tranquilas calles, obviamente el mensaje es que para que Irán vuelva a “progresar”, el “heredero del Sha”, Reza Pahlaví (II), a quien en Wikipedia , de forma manipuladora definen como “líder iraní de la oposición y defensor de la democracia liberal en Irán”
La luna de miel de los aliados
Si el obediente un día se atreve a levantar la voz, se acaba la luna de miel. El caso de Manuel Noriega es ejemplar: mientras fue muchacho de mandados de la CIA, socio en las diabluras y aliado en operaciones turbias, nadie lo molestó, pero cuando dejó de servir, pasó de “presidente amigo” a “narcotraficante peligroso”, Resultado; invasión, muerte, destrucción y el cuento oficial con final feliz, Panamá “liberada”.
La invención del “narco-estado”
Ahora también se inventó una categoría nueva: los “narco-estados”, la ironía es brutal, y suponiendo que existen esos “narco-estados” es porque en Occidente están las venas, las fosas nasales y los mercados dispuestos, sedientos por absorber el veneno adictivo, sin la demanda compulsiva de cocaína, heroína, fentanilo y demás, jamás habría carteles ni estados señalados como tales, es como acusar a un vendedor de agua de “criminal”, mientras se oculta que son ellos, con su sed insaciable, quienes sostienen todo el negocio.
La maquinaria occidental
Así funciona la maquinaria occidental: a sus verdugos preferidos los llama “demócratas”, a sus socios criminales les perdona todo, y a los insumisos los viste de “dictadores, terroristas, narcotraficantes, narco-estados”, una fábrica de etiquetas al servicio de sus intereses.
Lo que no dicen es que, en el fondo, esas palabras son puro maquillaje para encubrir la gran verdad: lo único que les importa es si el gobierno en cuestión se arrodilla o no, si lo hace, recibe flores, aplausos y portadas elogiosas, si no lo hace, recibe sanciones, campañas mediáticas, sabotajes, invasiones y, cómo no, una lista interminable de adjetivos para demonizarlo.
Narrativas antes que justicia
Occidente no necesita pruebas, necesita narrativas, no busca justicia, busca obediencia y, cada vez que un pueblo decide levantarse, organizarse y decir basta, ahí mismo aparece el circo de etiquetas: “Comunista, dictador, terrorista, narcotraficante, narco-estado…”, y por ahí María se va.
Un muy válido aclarando; No estoy de acuerdo con ningún régimen de fuerza ni autoritario, de ninguna ideología o bando que venga, lo que no tolero es la hipocresía, la fabulación y manipulación plantada.
“Miedo y deuda, las dos herramientas más poderosas del imperio.” John Perkins
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