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sábado, 27 de septiembre de 2025

Lo de SeNaSa: rastrera ignominia

❝La corrupción no se limita a la política, es un cáncer que destruye todo lo que toca, incluyendo la fe en las instituciones❞. (Kofi Annan).
Hay fraudes que marcan la historia y destapan heridas que nunca cierran, en el 2003 los dominicanos vivimos el escándalo del Banco Intercontinental (Baninter), aquel desfalco colosal que estremeció la economía dominicana y cuya sombra aún se siente, pues bien, hoy nos enfrentamos a un atraco más infame todavía: el que sacude al Seguro Nacional de Salud (SeNaSa), donde se especula que el desfalco y la estafa podrían superar los 100 mil millones de pesos, casi el doble del fraude de Baninter. Sí, leyó bien: hablamos de una mafia que operaba con la salud, no con papeles bancarios.
No es cualquier cosa, esta mafia se habría montado con un esquema tan vulgar como sofisticado, en complicidad con farmacias y centros de procesamiento, se inventaban procedimientos, operaciones, medicamentos de alto costo y recetas millonarias a nombre de afiliados que en su mayoría estaban sanos, un robo descarado, pues los mismos pacientes jamás se enteraban de que su historial clínico reflejaba intervenciones o tratamientos que nunca recibieron.

Yo mismo, afiliado desde 2007, que en casi dos décadas apenas he tenido quizás tres episodios de salud menores y que nunca he gastado más allá de los miserables 8 mil pesos (ahora 12 mil) para medicamentos, me pregunto si no tendré por ahí un expediente clínico donde ya aparezco con un brazo o una pierna amputados, un ojo trasplantado o media docena de cirugías inexistentes, ¿Qué clase de sistema convierte a sus afiliados en fantasmas de operaciones y tratamientos que nunca vivieron?, una rastrera y asquerosa mafia, sin dudas.

La indignación no es un ejercicio literario, es una obligación frente a la magnitud del saqueo, los datos que han salido a la luz son alarmantes, se habla de autorizaciones telefónicas fraudulentas, recetas falsificadas y complicidad directa de cadenas de farmacias que facturaban como si estuvieran despachando medicinas de alto costo, un informe preliminar llegó a señalar que más del 68% de las recetas presentaban irregularidades, eso no es error administrativo, es crimen organizado con sello oficial.

Y mientras tanto, los hospitales públicos se caen a pedazos, los médicos trabajando a manos pelá (literalmente) y los pacientes de carne y hueso, los que sí necesitan una pastilla, una quimioterapia o una cirugía real, sufren el calvario de la desatención, ¿Cómo se explica que falten medicamentos básicos en los centros hospitalarios mientras a espaldas de todos se desangra el presupuesto en recetas inventadas?

Lo de SeNaSa no es un simple escándalo, es ignominia, es un atentado directo contra el derecho a la salud, un robo masivo al Estado y una burla a millones de afiliados y, lo digo claro, si el fraude de Baninter fue un terremoto financiero, el de SeNaSa es un tsunami moral y social, porque lo que está en juego aquí no son cuentas bancarias, son vidas humanas.

Es hora de que la Procuraduría, la Cámara de Cuentas y todas las instancias de control actúen con firmeza, no con paños tibios, no con comisiones que duerman expedientes, no con titulares que se olvidan a la semana, este atraco exige cárcel, sanciones ejemplares y la recuperación del dinero robado y, sobre todo, exige desmontar de raíz un modelo perverso que convirtió la salud en negocio fraudulento.

La historia recordará este caso como lo que es, el mayor atentado financiero contra el sistema de salud dominicano y, si Baninter quedó inscrito como sinónimo de estafa bancaria, SeNaSa quedará grabado como símbolo de una rastrera ignominia sanitaria.
Aquí no caben excusas ni silencios, o se hace justicia, o el mensaje será que en República Dominicana la salud también se negocia en el mercado negro de la impunidad.

❝El precio que pagamos por desentendernos de la política es ser gobernados por los peores hombres❞. (Platón). 

Por: Bienvenido Checo,-
@BienvenidoR_D
@bienvenidocheco
bienvenidocheco@hotmail.com
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