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Todavía la gente cree en las marcas. Cuando llegan a un establecimiento comercial no reparan en fijar su atención en aquellos productos que le inspiran confianza por su reputación, por sus años en el mercado, por la conducta de sus fabricantes, en fin, por muchos valores que juntos construyen un posicionamiento en la mente de los clientes.
En medio del gran torbellino mediático, de las complejidades del diario vivir, de los tormentos personales de las personas, la confianza se impone y sirve de referencia cualitativa para las marcas.
Se ha demostrado que el mercado le confiere mucha credibilidad a lo que reseñan los clientes de las marcas.
Un informe reciente de Estados Unidos refiere que el 64% de los consumidores admiten confiar mucho en las reseñas de otros clientes. Le siguen aquellas reseñas que son emanadas de las empresas directamente. El 47% de los consumidores deposita su confianza en ese tipo de información.
La confianza también se nutre de ese grupo de personas que a través de las redes sociales comparten sus experiencias positivas casi de manera espontánea. Pese a todos los aspectos negativos que en términos de credibilidad irradian las redes sociales, el 44% de los consumidores dice confiar en el contenido compartido a través de las redes sociales, según el mismo informe.
Este también habla de los tradicionales motores de búsqueda que desde el punto de vista del consumidor, generan credibilidad y confianza.
Todavía sigue siendo valiosa la fuente de información que recibe el consumidor a través de la publicidad televisiva. “El 37% de la gente confía en los anuncios emitidos en la pequeña pantalla”, señala el informe.
Sin embargo, de manera extraña y sorprendente, el crecimiento de la confianza del consumidor fruto de las recomendaciones de los influencers, se sitúa apenas en un 22%. “La mayor parte de los consumidores (48%) desconfía de este tipo de información”.
Estudios globales realizados en este año, como el Edelman Trust Barometer, señalan que la confianza en instituciones se encuentran en niveles muy frágiles. El consumidor actual, señala el estudio, no solo confía en la reputación, exige coherencia entre lo que las marcas dicen y lo que hacen.
Señala que la confianza se gana con valores, no con promesas y slogans. Las marcas más confiables son aquellas que actúan con propósito. Es decir, que impacten positivamente en el medio ambiente, en lo social, en lo cultural, etc. Que sean éticas con su publicidad y sus promesas; que sean honestas. Hoy, una promesa publicitaria vacía puede destruir más que construir.
Por: Heddel Cordero,-
@HeddelCordero
@heddelcordero
hcordero@email.com
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